miércoles, 3 de marzo de 2010

De nuevo el polvo de hadas me hace estornudar; quizá me pique en la nariz (sin querer con eso hacer referencia a dependencia alguna) el caso es que pica, como pican los recuerdos, (como puritas chinches), los recuerdos de una vida que no vuelve, que te hace parecer a Penélope, no sabría decir si a la de la canción de Serrat o a la de la Discoteca de moda en los 80 (ambas igual de pasadas, si no de moda, sí de tiempo)
De nuevo llorar, de nuevo el polvo de hadas antes que sobre mí para hacerme volar, cae sobre mis ojos para hacer que, de nuevo  salga, convertido esta vez en oro líquido, por si, al rozar mis labios pudiera permitirme explicar el por qué de tanto llanto.
Es cierto, mañana es mi cumpleaños, pero yo hace muuuuucho tiempo que dejé de creer que éramos hadas (eso va por vosotras, ¿cómo no?) Pero entre las torres desmochadas, la Plaza de S. Jorge y los Pies de S. Pedro...todas podemos volar hasta el Corral de las Cigueñas, DONDE HABITAN TODAS LAS HADAS tras cada una de las hojas de su inmensa enredadera; esa que conoce secretos de siglos atrás, secretos de lucha y de amor, que sólo S. Pedro, desde la esquina de la Concatedral escucha de los labios de un hada; cómo podría ser de otra forma?

2 comentarios:

  1. Estaba deseando leer algo más desde la última vez que entré en tu blog. Me gustaría viajar aunque sólo fuera con el pensamiento por las torres desmochadas, el corral de las Cigueñas y todos esos sitios de los que hablas pero supongo que solamente los conocen las hadas y tú. Bueno puede que algún día los conozca, al menos el viaje con tu lectura ha sido delicioso. Felicidades, cumple muuuuuchos¡¡¡

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  2. La vida nunca vuelve, la vida es energía pura:ni se crea ni se destruye, la transformamos en cada decisión que tomamos, a cada paso que damos, cada tropiezo y cada caída son pura energía que nos empuja a respirar.
    Dejar de respirar te transforma en hada, o en ángel y tú y yo fuimos hadas,ángeles que hemos vuelto a la vida para seguir viviendo, ¿qué otra cosa si no?.
    Sécate esas lágrimas y celebra tu cumpleaños como si fuera el primero, ríe, grita y disfruta hasta caer rendida a Morfeo; yo estaré allí, como cada noche, guardando tu sueño.

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